domingo, 25 de marzo de 2012

Episodio 3: La habitación secreta.

Peach: ¡Donkey Kooooooooooong!  ¿Dónde estááááááááááááááááááás? 

Peach va caminando por los pasillos del castillo de Rosalina. Lleva una esponja en una mano y jabón en la otra. Donkey Kong se esconde de ella tras una columa.

Peach: Vamos, Donkey, querido, necesitas un baño. Antes, que si los plátanos, ahora, que si el baño... ¡No tienes ni un mínimo de modales!

Peach pasa de largo de la columna tras la cuál está escondido Donkey Kong. Éste se asoma y se va corriendo.

La princesa Rosalina sale de su habitación y ve que Peach está en el pasillo.

Peach: ¡Oh, hola, Rosalina! ¿Has visto a Donkey Kong?

Rosalina parece nerviosa.

Rosalina: ¿Qué? N-no... 

Peach: Bueno, vale, gracias. Si lo ves avísame, ¿eh?

Se va correteando por el pasillo, mirando alrededor por si aparece Donkey Kong.

Rosalina suspira aliviada.

Rosalina: ¡Buf!

Camina por los pasillos hasta llegar a una esquina vacía. Pega su mejilla a la pared y dice en voz baja:

Rosalina: Poder de las estrellas, yo os invoco, abrid la puerta, poco a poco...

En la pared aparece una puerta de cristal azul. Rosalina entra y acto seguido, la puerta desaparece tras ella. Junta sus manos, que se ponen a brillar con una luz blanquecina, proporcionándole así luz para que pueda ver en la oscuridad de la habitación. Es una habitación hecha completamente de cristal transparente, con reflejos azulados. En el centro de la sala hay un pedestal. Sobre él hay una gran perla azul. Rosalina la coge y la aprieta contra su clavícula.

Rosalina: La perla zafiro... Sigue aquí... Menos mal. No puedo permitir que le pase nada.

La examina con cuidado.

Rosalina: Ah, menos mal... Aún está en perfecto estado. No sé porqué, pero tengo la impresión de que la perla zafiro corre peligro... El resto de mis invitados no han podido venir, y cuándo sucede algo malo, también afecta a la perla zafiro...

Acaricia delicadamente la superfície de la perla.

Rosalina: Debo protegerla con mi vida, si es necesario... Ésta perla... lo es todo. Si le pasara algo, se destruiría la vida tal y cómo la conocemos... Menos mal que aún sigue en buenas condiciones.

Deja la perla sobre el pedestal con cuidado. Luego vuelve sobre sus pasos hasta la pared y repite:

Rosalina: Poder de las estrellas, yo os invoco, abrid la puerta, poco a poco...

Vuelve a aparecer la puerta en la pared y Rosalina pasa por ella. Al cerrar la puerta, ésta desaparece otra vez.

De pronto, Rosalina oye las voces de Toad y Toadette:

Toadette: ¡...Pues yo te digo que la princesa Daisy me prefiere a mí!

Toad: ¡No, desde que llegó al Reino Champiñón, la princesa Daisy me ha "adorado" porque dice que soy "adorable" a rabiar!

Toadette: ¡Si tú eres adorable yo lo soy más, porque tengo trenzas y soy rosa!

Toad: ¡¡¡Lo único que eres es una pesada con cabeza de champiñón!!!

Toadette: ¡¡¡Tú también tienes cabeza de champiñón!!!

Los dos ven a Rosalina.

Toadette se pone a pestañear y a sonreír.

Toadette: ¡Hola, princesa Rosalinaaa! ¿Te importaría contestar a una pregunta? ¿Quién es más adorable, Toad o yo?

Rosalina: Hola, chicos... Em... Bueno, los dos sóis muy monos.

Toadette pestañea aún más, poniendo ojitos enternecedores.

Toadette: ¿Seguro?

Rosalina: Ah, venga, chicos. No me hagáis elegir. Me encantáis los dos, sóis unas monadas.

Dice Rosalina mientras se pone en medio de los dos y acaricia con suavidad los champiñones de sus cabezas.

Toad se pone rojo.

Toad: Jijiji... Princesa Rosalina, usted es tan dulce y encantadora...

Rosalina: Gracias, Toad. Ahora, si me disculpáis, debo irme.

Rosalina se va andando por el pasillo.

Toadette: ¡¿Para qué le haces la pelota?!

Toad: ¡¡Yo no le hago la pelota!!

Toadette: ¡Ohhh, sí, vaya que sí!

Y continuaron caminando por el pasillo, discutiendo.

FIN

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