Daisy: Bien, empecemos con el plan.
Dice Daisy, mientras sostiene entre sus manos una sábana de seda blanca. Luigi se acerca, llevando unas tijeras entre las manos.
Luigi: ¿Seguro que el plan será eficaz...? A mi no me acaba de convencer...
Daisy: Calla y hazme caso. Pásame las tijeras.
Luigi, obediente, le da las tijeras a la princesa. En menos de un minuto, Daisy corta dos agujeros en la sábana.
Daisy: ¡Perfecto!
Luigi: ¿Que es lo próximo que debemos hacer?
Daisy: Muy sencillo. Yo seré el fantasma y tú te encargarás de los sonidos. Te he explicado dos veces el plan, no sé por qué preguntas.
Luigi: Ah, sí, cierto...
Daisy eleva la manta por encima de su cabeza, mirando por los dos agujeros que ha recortado.
Daisy: Dime, ¿qué tal estoy? ¿Parezco un fantasma?
Pregunta mientras da una vuelta sobre sí misma.
Luigi: No se nota que eres tú, tu identidad está a salvo. Aunque no pareces un fantasma muy realista. Si te comparamos con un Boo...
Daisy: ¡Cállate! Mientras no se sepa que soy yo, vamos bien...
Luigi: ¿Y si alguien te quita la sábana, querida?
Daisy: No lo harán. No dejaré que nadie se me acerque a más de un metro.
Daisy y Luigi salen sigilosamente de la biblioteca y se dirigen a uno de los dormitorios. Abriendo la puerta sigilosamente, se encuentran a Donkey Kong, Diddy Kong y Dixie Kong durmiendo en tres camas individuales. Donkey Kong no deja de blasfemar y dar manotazos, sonámbulo.
Daisy mira a Luigi y le da un empujón.
Luigi se aparta de la puerta y Daisy entra.
Daisy: ¡Buuuuuuuuuuuuhhhh...!
Donkey Kong: Grunf...
Daisy: ¡Buuuuuhhh!
Luigi, desde afuera de la habitación, hace chirriar sus dientes, imitando el sonido de unas cadenas fantasmales. Donkey Kong abre los ojos vagamente.
Donkey Kong: Grunf, grunf... ¿Uh?
Daisy: ¡Buuuuuuuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhh!
Donkey Kong: ¡Uaaaaaaaaaaaaaaghhh! ¡Uh, uh, uh!
Diddy Kong: ¿Ih? ¡Aaaaaaaaaaaah! ¡Ah-ah, uh!
Dixie Kong: ¿Uh...? ¡Iiiiiiiaaaaaaaaaah! ¡Ih, ih! ¡Uh! ¡Aaaaaaaaahhh!
Daisy: ¡Buuuuuuuuuuuuuhhh!
Daisy retrocede y sale de la habitación. Ella y Luigi corren a esconderse tras una esquina que dobla el pasillo. Los tres monos salen de la habitación, mirando hacia todos los lados, pero no ven nada.
Dixie Kong: ¿Ih-ah?
Donkey Kong: ¡Grunf!
Diddy Kong: ¡Ih, ih, ih! ¡Uh, ah, uh, uh! ¡Uh-uh!
Los tres vuelven a la habitación, cerrando la puerta tras ellos. Daisy y Luigi se ríen en voz baja y luego se dirigen a otra habitación de invitados.
Entran. En la cama, Peach duerme plácidamente, sonriendo.
Daisy: ¡Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuh!
Peach: ¿Mmm...?
Peach abre los ojos, se gira y ve a Daisy, cubierta con la sábana blanca.
Daisy: ¡Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuh!
Peach: ¡Aaaaaaaaaaaaaahhhh! ¡Un fantasma!
Daisy se va, mientras Peach, asustada, se arropa con el edredón de su cama. Tras unos instantes, se asoma, pero ya no hay nadie.
Daisy: ¡Ésto está saliendo genial!
Luigi: ¡Sí! Vayamos a por nuestra próxima "víctima"... ¡Jejejeje!
FIN